sábado, 16 de marzo de 2013

¿Leer?


¿Leer?


Para una niña de 7 años si principal  prioridad es el juego, aunque se esté introduciendo a la lectura no es tan importante como el brincar, correr y aterrarse con el paso de las horas, pero en cambio para los adultos en su pensar tan aburrido no les importaba mi mundo de aventuras por lo tanto cambiaba a mis muñecas por un libro. Mi mamá tan autoritaria me dio un lectura para que la practicara y con la estrategia de que yo no saliera corriendo me encomendó leerle a mi abuelita, yo con reniegos me coloque en frente de ella y comencé  a leer un cuento llamado “las virtudes de los niños” libro que me fue regalado por mi padrino en vez de un juguete, al parecer todos estaban dentro de un plan con el fin de quitarme mi diversión. Tras empezar mi lectura en voz alta fue inevitable voltear a ver a mi espectadora y ver ese brillo en su mirada que trasmitía el placer de escuchar cada palabra que yo repetía, ella no sabía leer por lo tanto el verme a mi hacerlo le provocaba un orgullo que era inevitable observar en sus ojos, con ese bello escenario no me conforme con solo una lectura, sino que pase la tarde entera trasladando a mi abuelita y a mí  a aventuras que nos ofrecía aquel  libro. Así que ahora cuando leo es inevitable sentir esa mirada que me provoca seguir leyendo.    

Mariana Núñez 

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