domingo, 17 de marzo de 2013

una carta para mañana


Queridas generaciones futuras, espero no les valla donde quiera que se encuentren

Quiero contarle algo maravilloso, se trata sobre un árbol magnifico, surge de una pequeña semilla, esta semilla se entierra , se riega y se procura que le dé el sol, pero no demasiado porque es delicada y la agobia el calor, después de cuidarla y darle amor, se puede observar como del suelo surge una pequeña plantita y con el transcurrir del tiempo y los cuidados adecuados crece, crece y crece, adquiere un tronco fuerte y grueso, su corteza es rugosa, pero al tacto es fascinante sentir sus infinitos relieves , sus hojas verdes gritan estar vivas con el viento y presumen al moverse su bella forma acorazonada, pero lo más asombroso sucede al cabo de tres o cuatro años  de haber nacido la plantita, sus ramas parecen brazos alargados con muchos dedos, se llenan de color gracias a los cientos de florecitas que se posan en ellas, pero de pronto desaparecen una a una, y en su lugar hay una pequeñas esferas color verde que son los frutos,  y si se cuidan lo suficiente, toman un color entre amarillo y naranja, justo como el sol, su piel es tan suave como terciopelo, su textura es el punto exacto entre suave y macizo, y al morderlo, los mejores frutos llenan de placer el paladar al sentir en el los jugos más dulces que puedan probar tan dulce como la miel, pero aún mejor. Tiempo después de deleitarnos con sus frutos, sus hojas se tornan amarillas y marrones y con los días comienzan a caer, los suelos a sus pies ´parecen estar alfombrados, pero cuando llega el viento, las hojas se levantan y danzan entre ellas.

CHABACANO

Atentamente: una amiga del ayer
Perla Escobar

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