POEMAS
La lluvia en tu mirada
Escuchar la lluvia caer desde mi ventana hace que quiera
aventurarme a correr bajo el agua,
agua que me hace sentirme empapada como si hubiese estado en
lo profundo del mar,
mar azul como el infinito cielo que me invita a soñar,
soñar lo que pudo ser y por orgullo dejamos escapar,
escapar de la terrible nostalgia de haber perdido tu mirada,
mirada que ni
con el paso de los años he podido olvidar,
olvidar es imposible cuando
se trata de amor,
amor por el que lloro y sonrío a la vez, el que me inunda de
recuerdos,
recuerdos eternos por los que suspiro y doy mi último grito
de esperanza,
esperanza que no se apaga sino que arde en llamas porque no
me resigno a vivir para extrañar,
extrañar los besos, abrazos y caricias que nunca me diste
y sin más fui feliz,
feliz en inmensidad que logré alcanzar lo que sobre pasa las
montañas, alcance la paz,
paz que si no estás no existe más, solo queda una chispa de
ilusión,
ilusión que ni los hielos enfrían, es tan incansable que
siempre permanecerá.
Areli Alcantar
Invisible
sentimiento
¡Glorioso! Es lo que mis ojos ven
Camino hacia la puerta blanca
Entro y lentamente me acerco a
Un enorme lugar en un inmenso mundo
Un grande baúl en un enorme lugar
Una pequeña foto en
un grande baúl,
Un diminuto recuerdo en una pequeña foto
Un invisible sentimiento en un diminuto recuerdo
Y al final el invisible sentimiento fue más inmenso que el
inmenso mundo.
Siento ganas de
llorar y mi mirada cae, veo entonces
En el suelo unos cuantos cerrillo tirados
Los tomo, los enciendo y quemo el invisible sentimiento
Salgo corriendo de ahí y al voltear atrás
La puerta blanca era ahora negra por las cenizas que la
cubrían
Por lo que mis manos quemaron.
Areli Alcantar
La antigüedad en Santiago Papasquiaro,
Durango
¿Qué es lo que veo?
Es increíble ver lo rápido que
pasan los años
Los diferencias que marca el
tiempo
La tranquilidad que se desvanece
con el paso indetenible del calendario.
Esa tranquilidad que irradia es
como ninguna
Provoca en mí una enorme
melancolía y añoranza
de no vivir en recuerdo sino
resucitar esa armonía que tanto falta.
Mirar al cielo y ver el mismo
cielo, así tal cual, así despejado que nos llene de su paz.
Los seres humanos siempre
ponemos barreras que creemos que nos dan protección, esa misma protección que
nos brinda luz, al tener ambas cosas todavía ambicionamos más, el amor.
Pero en ocasiones perdemos el
amor cuando las cosas se desgatan de tanto uso o abandono y en ese momento
cuando no hacemos uso de la inteligencia para poder valorar lo que nos ha
servid tantos años.
A veces decidimos encerrarnos lo
cual nos causa mucho frio y eso no es la mejor manera en que podamos vivir,
sino salir al mundo y sentir ese calor que solo se puede tener cuando hay vida,
cuando llega la muerte sólo sombras quedan.
Areli
Alcantar, Brenda Rodríguez
Este par de hojas alguna vez pertenecieron a un hermoso y
frondoso árbol. Sus hojas se sacudían con el viento, caían lentamente al suelo
hasta quedar árbol sin hojas, después con el cabo del tiempo salían brotes
nuevos, tenía colores intensos que alegran la mañana de cualquiera que se detenía
a observarlo por un instante mientras esperaba la luz verde del semáforo, soportando aquella vida acelerada,
tanto que un día cuando el otoño se hizo presente y la primavera no volvió jamás
a dar la cara, gracias a la frialdad e indiferencia con la que tratamos a todos
los árboles que cada día nos daban su mejor sonrisa, prometiéndonos respirar
ese oxigeno que su naturaleza nos regalaba cada día y todos los días, sufriendo
los cambios de cuatro estaciones.
Ahora pequeños míos, quiero que perdonen por no apreciar lo glorioso
que mis ojos veían, mis manos tocaban y mi piel sentí, hoy solo quedan restos
de lo que fue vida. Pero sueño con que encuentran suelo fértil y termine al fin
el letargo sino que con esfuerzo y dedicación siembres semillas y les den el
cuidado necesario para que estas germinen y puedan ver con sus propios ojos el
abrir de una rosa y sentir la suave caricia del viento rozando sus mejillas.
Que conozcan las casas de las golondrinas que con dedicación
hacen para sus hijitos y el hombre sin motivo aparente y algún esfuerzo derriba
el nido aquel que acogía a las aves que emprenderían su vuelo para conocer el
infinito cielo.
Hagan un jardín lleno de rosas, rosas de todos los colores
que inspiren a vivir, que iluminen miradas y sea hogar de enamorados.
¡Oh! Cuan hermosa es la creación de Dios, que el hombre con
sus manos destruye, sin temor alguno.
No recordemos más la inconciencia que tuvimos las generación
pasadas, aprendan de los errores que su abuela cometió y que hoy arrepentida
les pide un gran favor amen y aprecien con todos sus sentidos el cantar de la
naturaleza. Vivan felices y sean aliados del tiempo y de la naturaleza que con
amor los abraza.
Areli Alcantar
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